4.30.2008

Virpi Pahkinen

Este sábado 3 de mayo, Dilatante presentará los mejores momentos de la bailarina y coreógrafa sueca durante su presentación en la edición 16 de un desierto para la danza. En el segundo programa especial de la danza sonorense esto fue lo que nos comentó.
La Danza va más allá de las palabras
“El desierto como un espacio mental, siempre me ha fascinado mucho. Es un sentimiento especial”. Virpi Pahkinen

Transformación, misterio, cambios y mucho más es lo que define el trabajo de la sueca Virpi Pahkinen. Al trabajar como “solo dancer” uno se pregunta si su búsqueda es más introspectiva al momento de crear su obra. “Siempre comienzo mis piezas en silencio, trato de encontrar un movimiento clave que me de la pauta para continuar la creación de la coreografía. Para mi es muy importante ir a los cafés, ver pasar a la gente, el movimiento alrededor, entro en cierta meditación con el lugar. Un espacio libre, intermedio que no sea mi casa o estudio. Después me preocupo por la música.”
A veces la danza va más allá de las palabras. “Cuando trabajas con tu cuerpo, tu sabes que tienes tu sistema nervioso, fantasía dentro de ti, no tienes que explicar algo solo esta ahí. Todos los momentos de la vida te afectan de alguna manera, los lugares que visitaste, sus vibraciones, energías, todas las personas que has conocido. Tienes demasiada información dentro de ti. A veces es difícil explicarlo a otra persona.” Pero no lo es en el escenario. En la sociedad actual, diligente. Es difícil encontrar esa espiritualidad que Virpi emana. ¿Cómo encontrar ese equilibrio? “Quisiera tener la respuesta para eso”, nos comenta. “Creo que tienen que dejar de pensar en cosas materialistas, en problemas vanos y buscar ese lugar de paz que todos tenemos dentro. Nunca visitamos esos lugares, pero por supuesto están ahí. Mis piezas no son políticas. No creo sentencias sobre determinadas problemáticas. Yo crecí en el campo, en un ambiente tranquilo, a salvo, por eso puedo concentrarme en cosas más espirituales. No tengo que pelear con determinada problemática. Es un viaje más universal y espiritual.” En su juventud, la bailarina y coreógrafa estudio piano en el Conservatorio de Helsinki. “Fue parte de mi educación básica, nunca me sentí cerca del instrumento o libre de componer música”. Por el contrario recuerda con agrado su incursión en el patinaje artístico. “Me encantaba. Cuando patinaba en el lago y veía la luz de la luna reflejada en el hielo me sentía parte del universo. Y a veces sigo sintiendo eso, en la danza. Pero mis dedos se congelaban, así que prefiero el teatro, un lugar seguro”. Comenta entre risas.

Pahkinen-Bergman Virpi trabajó en seis producciones teatrales con el cineasta Ingmar Bergman (Suecia 1918-2007), considerado unos de los directores claves en el mundo de la cinematografía. Sus temas, tratados con maestría a lo largo de su carrera, giraban alrededor de la desesperanza, cargados de una atmósfera dramática y agobiante. “Aprendí mucho de sus detalles, tenía una gran visión. Fue un momento maravilloso y una gran experiencia haber trabajado con él como bailarina”.

Y como Bergman, en aquella famosa escena donde la muerte y el individuo juegan su partida de ajedrez, juego que ha sido utilizado y no de manera gratuita por varias manifestaciones artísticas, implica el uso estricto de la razón, no deja nada al azar sino a la certeza de que una de las reinas encontrará finalmente la muerte. Mismo encuentro que tendrán los contendientes del partido, la muerte es una cita a la que nadie puede faltar; de esta manera Virpi Pahkinen nos lleva a esas certezas de la vida y de la muerte con su actual puesta en escena, Morpho Z, donde su danza es una cita a la que no podemos faltar.

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